Al interior de un establecimiento comercial en Tuluá, Valle del Cauca, fue asesinado el comunicador Marcos Efraín Montalvo Escobar, un sicario ingresó al establecimiento comercial y al identificar a su víctima le disparó en varias oportunidades cegando la vida del periodista.
Las autoridades igualmente indicaron que “El comandante”, como era conocido cariñosamente el periodista, no había denunciado formalmente amenazas en su contra.
La víctima se encontraba en un establecimiento comercial ubicado en el barrio La Esperanza, cuando fue atacado por parte de un hombre que sin mediar palabra disparó en repetidas oportunidades contra su humanidad, es importante señalar que los sicarios llegaron en una motocicleta y el parrillero descendió del automotor y corrió hacia su víctima a quien ya habían ubicado en el establecimiento comercial y de inmediato lo asesinaron.
Las autoridades indicaron que el comunicador no había presentado ninguna denuncia por amenazas de muerte, pero es que el Estado solo espera que atenten contra los periodistas y que los ataquen a bala y que por milagro de Dios queden vivos para que les puedan brindar la seguridad que amerita un oficio tan peligroso y riesgoso como es el periodismo.
Pero la Unidad Nacional de Protección , un ente inoperante ante estas circunstancias que no tiene presupuesto para garantizarle la vida a los periodistas, así como se la resguardan a muchas fuerzas que se han reivindicado la sociedad civil y ahí se ocupan los esquemas de seguridad y a los periodistas los dejan por fuera de una responsabilidad del Estado.
A los periodistas que denuncian actos de corrupción y confrontan la corrupción administrativa del país la modalidad para asesinarlos es no amenazarlos para no crear alarmas y prevenciones y en tal sentido poder exterminarlos ante la mirada inclemente del gobierno nacional y de sus entidades, entre estas, la Unidad Nacional de Protección.